Yeda, Arabia Saudita (15 de julio de 2022). REUTERS
Gestos para saludarse hay muchos. Aquí tenemos dos por ejemplo: un saludo militar, a medio ejecutar por el hombre del fondo, y un golpe de puños (fist bump, como se conoce en inglés) entre los dos hombres del frente. El primero es formal y disciplinado –de origen medieval–, es realizado en posición de firmes por quienes juran obediencia a sus superiores y no se andan a la ligera; el segundo es informal, se acostumbra en los deportes y entre bros –se le considera netamente “americano”–, bastante masculino por lo demás; en tiempos de pandemia parece adecuado para evitar contagios.
Es presumible que, al fijar el protocolo del encuentro –entre el hombre de la izquierda y el de la derecha–, se decidió que este sería el saludo por razones sobre las que solo es posible especular. El motivo no debe de ser la higiene, puesto que ambos estrecharon la mano de terceros antes y después de esta reunión en el palacio real de Yeda en Arabia Saudita; tampoco la camaradería ni el deporte. Más bien nosotros imaginamos que el hombre de la izquierda no ha querido darle la mano al de la derecha porque lo considera un “paria” –según lo aseguró hace un par de años–, responsable del asesinato del periodista del Washington Post Jamal Khashoggi quien, de acuerdo con los servicios de inteligencia del hombre de la izquierda, murió torturado gritando de dolor durante siente minutos mientras lo descuartizaban y era observado –con frialdad, como no hay otro modo de suponer– por el cónsul del hombre de la derecha en Estambul.
No hay mucho más que decir. Quede esta fotografía como un documento de la naturaleza de las relaciones diplomáticas, las alianzas internacionales y la etiqueta de los líderes de hoy.
21 de agosto, 2022